FUERA DE LUGAR (Castellano. Relato 4)
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Volví a mirar la entrada para asegurarme del todo. No quería que me ocurriera como en el teatro, cuando me equivoqué de butaca. Y de día. Y de teatro. No, esta vez no había duda. La entrada era para ese partido, y para ese asiento. Así que me armé de valor y dije, suavemente: “Perdone, creo que se ha sentado en mi sitio”.
El hombre giro su cabeza, me miró de una manera inquietante y sin decir una sola palabra se levantó y se cambio de asiento una fila mas arriba. Será culé pensé, y tomé mi asiento dispuesto a disfrutar del gran partido que iba a empezar en pocos minutos. Por fin volvía a Cornellá, después de tanto tiempo esperando este día, nada podría estropearlo. Me volví a girar y en efecto, ese hombre era culé. Llevaba una bufanda camuflada tras su larga y exuberante gabardina. No le di más importancia y me centré en el partido que estaba a punto de comenzar. Nada más girarme, empieza a sonar el himno de mi equipo, me levanto de mi asiento, levanto mi bufanda y empiezo a cantarlo con toda mi energía.
La piel de gallina estaba apoderándose de mi cuerpo, como echaba de menos ese sentimiento, ese olor a hierba mojada tan característico.. "Como le hubiera gustado a mi padre poder ver todo esto" pensé, con lo periquito que él era y lo que encantaban los grandes ambientes. Con tantos sobresaltos una lágrima se deslizó por mi mejilla blanquiazul. Saqué mi pañuelo de la suerte, me limpié rápidamente los ojos para no perderme nada y comencé a acompañar a la afición con los cánticos que estaban entonando: "¡¡Vamos Espanyol, vamos campeón!!". Aun así me faltaba algo, el grupo de amigos que tenía por esa zona, rápidamente comencé a buscarlos y... allí estaban Carlos, Enrique e Irene.
Les saludé y me reuní con ellos para fundirnos en un caluroso abrazo. Nos sentamos los cuatro juntos como hacíamos en Sarrià y en Montjuic.Me quité el abrigo para lucir la camiseta con el 21 a las espalda, ahora ya estaba listo para vibrar con mi equipo.
El ambiente del partido era sensacional, los cánticos resonaban como una olla a presión. Sono el pitido inicial, hoy tenia un buen presentimiento, el principio fue un poco trabado, pero conseguimos despertar y dominar el balon, minuto 15, tiro al palo y el ¡UY! resono en todo el estadio.
Llegó el minuto 21 y ambas aficiones nos unimos en un gran minuto de aplausos, pelos de punta en un dia donde la emocion no dejaba de estar presente ,60 segundos donde nada importa más que el aplauso, los cánticos con su nombre y su imagen ondeando en las banderas. Tras el homenaje parecía que el tiempo se había parado pero en el campo la intensidad del juego iba subiendo. De repente, uno de los nuestros cae al suelo al borde del área,suena un pitido. El colegial señala falta, el rival protesta ,el arbitro no se inmuta. Por fin nos favorecen los árbitros, pienso. La barrera se coloca,el delantero fija el balón al césped, retrocede, agarra velocidad y chuta con la zurda pasando la barrera y hundiéndose con la red.GOOOL! Enloquecemos, gritamos, nos abrazamos y nos zambullimos en un estado que aquellos que no aman el fútbol jamás entenderán. El partido avanzaba y dominábamos con claridad, este año SÍ, era el nuestro, afición y equipo mas unidos que nunca. En el descanso mis amigos me pusieron al día de todos los cambios internos que había tenido el club y todo lo que había sufrido hasta llegar a ese día. La segunda parte no tuvo apenas sobresaltos, el gesto a la deportividad vino ahora , de repente la gente comenzó a girar su cabeza hacia el lugar donde estaba sentado al inicio, sí, era el señor del barsa, le había pasado algo, así que rápidamente fui a ayudarle, la movilización fue rapidísima, llevándose los médicos a aquel señor al hospital y dejando claro que da igual de que equipo seas o que colores vistas. MaravillosaMinoría
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Ens fa il·lusió (i el jurat ho tindrà molt en compte) que els relats d'aquest concurs reflecteixin l'experiència de viure els partits des de la grada com la millor manera de ser perico. Visca l'Espanyol!
